Soy todas mis edades. Las náuseas de mi adolescencia, la adultez que niego mientras pago cuentas y hago el almuerzo, la vejez prematura que me arrincona poco a poco hacia la soledad. Pero, más que nada, soy esta infancia absoluta que atraviesa toda mi vida: mi ingenuidad, mi valentía, mi risa y mis lágrimas. Todo nace y muere en mi niña infinita.

 

Del muro de Mar Violeta