Recitales 11

Calles asfaltadas, cielos grises y estrellas ausentes. Roturas internas por lo que no se ve.

Si esto es su felicidad, se la devuelvo encantado.

Me quedo con mi caos, el aullido de los lobos y el amor de mis hermanos.

 

Dubhe. 2015/16

Recitales 10

Paz y tranquilidad, sosiego.

Detenerse ante el ritmo trepidante de nuestra vida. Desacelerar el paso. Pararse en seco y, si es necesario, incluso desandar lo andado. Hasta donde haga falta con tal de ver con perspectiva.

Pararse a escuchar el rugido del mar, el bramido del viento o el latido del crepitar de una hoguera. Pararse para escuchar el susurro de las hojas y escarbar con los pies descalzos en la arena de la playa. Para sumergirse en las raíces de todo lo anterior, de todo lo que te rodea y de ti mismo.

La Tierra es eso. Las raíces en las que se sustenta todo. La mirada de los tejos ancianos que han visto más que nadie, el vértigo de asomarnos al vacio y la lentitud necesaria para contemplar la inmensidad tal y como se merece.

Alejarse de la inmediatez, observar, meditar, recomponerse un poco por dentro y admirar todo nuestro alrededor.

Tener el tiempo suficiente para valorar lo que tenemos delante, las personas a las que amamos, que nos cuidan y que, aunque a veces nos cueste, cuidamos.

La vida no es más que una apacible y sosegada armonía que necesita de esa lentitud para florecer, para formarse como tal.

Elegir la Tierra no es excluir al Agua, al Viento y al Fuego, sino aceptar una forma de acercarse a todos ellos. Con la mesura suficiente para vivir y apreciar cada momento.

La Tierra no es solo evitar el agobio abrasador de la ciudad, sino una posición enfrentada a esta vida, una lucha constante contra lo frenético y todos sus defensores.

 


Paz y tranquilidad, sosiego.

Detenerse ante el ritmo trepidante de nuestra vida. Desacelerar el paso. Pararse en seco y, si es necesario, incluso desandar lo andado. Hasta donde haga falta con tal de ver con perspectiva.

Pararse a escuchar el rugido del mar, el bramido del viento o el latido del crepitar de una hoguera. Pararse para escuchar el susurro de las hojas y escarbar con los pies descalzos en la arena de la playa. Para sumergirse en las raíces de todo lo anterior, de todo lo que te rodea y de ti mismo.

La vida es eso. Las raíces en las que se sustenta todo. La mirada de los tejos ancianos que han visto más que nadie, el vértigo de asomarnos al vacío y la lentitud necesaria para contemplar la inmensidad tal y como se merece.

Alejarse de la inmediatez, observar, meditar, recomponerse un poco por dentro y admirar todo nuestro alrededor.

Tener el tiempo suficiente para valorar lo que tenemos delante, las personas a las que amamos, que nos cuidan y que, aunque a veces nos cueste, cuidamos.

La vida no es más que una apacible y sosegada armonía que necesita de esa lentitud para florecer, para formarse como tal.

Elegir la vida no es rehuir de la muerte, sino aceptar una forma de acercarse a ella. Con la mesura suficiente para vivir y apreciar cada momento.

La vida no es solo evitar el agobio abrasador de la ciudad, sino una posición enfrentada a ella, una lucha constante contra lo frenético y todos sus defensores.

 

Dubhe

Recitales 9

La poesía es la máxima expresión de la subjetividad, la antítesis de la razón, lo emocional en estado puro.

Es el viento en la cara, el quemazón en el pecho y los escalofríos de los huesos.

Aquello que no puede ser unificado ni generalizado porque refleja la eterna individualidad de nuestro ser, porque nos habla de frente, de uno en uno, y nos apuñala el corazón retorciéndo la empuñadura hasta que caiga la última gota de sangre de nuestro pecho.

La poesía es única porque afecta a cada uno de una manera y se manifiesta en otras tantas, para unos serán poesías los versos de lorca, para otros será la lluvia en los campos yermos de castilla.

Para mí, lo tengo claro, son las caricias de mis cercanos, los abrazos rebosantes de amor, el cariño de quien me quiere más que a nada y verlos caer para volver a levantarse y aprender una y otra y otra vez desde el llanto y desde la risa.

Pero sobre todas las cosas, la poesía es la sonrisa de mi madre, el llanto de mi abuela al recordar… y la nostalgia por volver a verlas a todas.

Recitales 8

No solo la poesía es poesía.

La poesía son fábricas abandonadas, la hierba saliendo entre los adoquines, la inmensidad del desierto y el vacío del cielo.

La poesía es despertar con el canto de los pájaros, es el ronroneo de mi gata mientras no me deja dormir y es el cariño y la risa despreocupada de aquel perro vagabundo.

La poesía es la Noche Estrellada de Van Gogh, el Beso de Gustav Klimt y el Jardín de las Delicias del Bosco.

La poesía son los detalles de Hitchcock, los 400 golpes de Truffaut, los silencios del Bergman y los paisajes del cine italiano.

Pero también son poesía las madres con doble jornada, las mujeres no escuchadas y las ningunedadas.

También son poesía el cariño de nuestras abuelas, las arrugas de quien tiene todo el peso del tiempo a sus espaldas y la lucha diaria e invisible de todas ellas

Porque todo el trabajo de cuidados afectivos y personales es también poesía. Por ellas, que luchan cada día contra todas las dificultades del mundo y además contra la falta de reconocimiento por ser mujeres. Que no hay mayor poesía que mantener el mundo a flote.

Por ellas, que viva la poesía.

 

 

Dubhe

Recitales 7

Caricias

susurros

vellos de punta

esa sonrisa, entrada al paraíso

mirada incandescente, esos ojos que son hogar

cuidados, anhelos de un futuro mejor

viajes a la playa que nunca hicimos, revolcarnos por la arena de nuestros sueños

paseos interminables

tardes de cine, ver los créditos hasta el final

jugar mientras cocinamos o bajo las sábanas

las vueltas que me dabas en la vida

todo el cariño que desbordabas

el primer te quiero y los últimos

leernos poesía y cantarle en silencio a las estrellas.

 

 

Dubhe

Recitales 6

Bendita estrella del norte que me rodeas con tus brazos y me acaricias en las noches de vigilia.

Cuando el resto calla tú siempre estás ahí, con tu perenne abrazo y perfecto sosiego.

Solo tú entre tantas iguales  te mantienes firme y segura para mostrarnos el camino.

Porque en el océano de la perfección tú eres la diferente, la que lucha contra la eterna e implacable corriente del universo.

La que pese a todo lo que pueda pasar, siempre estás ahí señalando el norte, el del mundo y el mío.

 

 

Dubhe

Recitales 5

Te recuerdo en cada uno de los besos del metro, en cada roce de manos accidental y en cada abrazo desmedido.

Te recuerdo en cada guiño de ojos, en cada mirada brillante y en cada sonrisa de esperanza.

Te recuerdo en cada persona que llora a escondidas entre vagones, en cada grito de agobio y en cada suspiro de alivio

Te recuerdo en cada una de las películas que vimos, en cada una de las fotos que nos hicimos y cada una de las veces que nos caimos para volver a levantarnos.

Te recuerdo en cada reencuentro afortunado y en cada final sin despedida. En cada momento de felicidad de los últimos años pero también, en los últimos meses, en los más amargos.

Te recuerdo a todas horas. Y, pese a que muchas veces dudo de si tienen más peso los recuerdos que duelen que los alegres, siempre termino llegando al mismo punto y es que todos esos recuerdos me ayudan a conocerme mejor y a sanarme por dentro.

Así que por todo lo disfrutado, por todo lo sufrido, por todo lo amado y por todo lo vivido, te quiero, te quiero seguir recordando.

 

 

Dubhe

Recitales 4

Con lo que ha llovido,

con lo que te has mojado,

con lo que te has corrido

y con lo que has llorado.

 

Y aun así,

sigues sin verlas venir.

 

 

Dubhe

Recitales 3

Me reencontré con la poesía.

Aquella que parecía olvidada, atrapada por las fauces del otoño y prisionera de la angustia incontrolable, aparece así, sin más, una noche fría de mitad de invierno, cuando solo las flores más valientes de algunos parques de Madrid se atreven a asomarse, a sabiendas de su próximo fin y de las heladas por venir.

Apareció la poesía en forma de amor y desamor, de caricias y vacíos en el pecho, en forma de explosión cegadora, para llevarme a todos aquellos sitios que jamás visitaré y a todas esas emociones que me costó reconocer.

Me dio el sentir de las plantas, del viento y del sol. Me dio la firmeza para quedarme y el valor para avanzar. La seguridad de quien no tiene nada más que amor en sus entrañas y la convicción de que mañana será un día mejor.

 

 

Dubhe

Recitales 2

Los abrazos como abrigo, como refugios internos al calor de nuestras entrañas y como forma de amarse sin palabras, siquiera con miradas.

Los abrazos como el romper de las olas en nuestra memoria, como el despertar con un rayo de sol atravesándonos la cara y como el techo de estrellas transportándote… a donde te de la gana.

Los abrazos como lugares, como hogares, como momentos, como instantes de un segundo de libertad en la desidia de nuestra rutina.

Los abrazos como la mano que te levanta y el hombro que te sostiene. Como suspiros, desahogos y caricias.

Ojalá,

ojalá dejar atrás los puños en las paredes, los gritos ahogados y las marcas en la piel. Ojalá abandonar las ojeras, los sobreesfuerzos y la soledad. Ojalá olvidar todas esas mentiras de que podemos hacer todo solos.

Ojalá,

ojalá volver a los abrazos.

 

 

Dubhe