Relatos 22

Si me dejase llevar acabaría huyendo.

Andaría, primero girando de vez en cuando la cabeza como quien sospecha que algo peligroso pudiera estar acechándole, acechándome.

El pulso se me aceleraría y yo aceleraría el paso

El aire entraría en mis pulmones temeroso de salir de nuevo y entonces correría, correría a más no poder, correría sin rumbo si hiciera falta, correría asustada, aterrada, correría sin mirar atrás no porque no pueda ver si no porque no quiero ver

Buscaría un refugio en mi huida, buscaría un no-mirar sin necesidad de darme cuenta de que evito mirar.

Me sumergiría en el mundo de las distracciones, en el páramo de las autosobreprotecciones y negaría que aquí pasase nada.

Aqui no pasa nada y todo esta bien

Accedería a una piel que siempre fue mía y nunca antes tan ajena, para detener mi pecho y que ese miedo no derribara mi cuerpo y fingiría que nada incomodo transita por dentro

Aquí no pasa nada y todo esta bien

Me engulliría en las relaciones con las demás en un intento cutre de huir de mi misma, de sentirme un refugio, segura, mientras escapo. Buscando mi propia soledad en el encuentro con las otras, mientras escapo

Escapar, escapar siempre, escapar sin tregua como el automatismo de la que tiene hambre y come. Es desesperadamente agotador.

¿Y si me quedase? Y si en el hipotético caso de que se me ocurriese quedarme y me quedase, ¿qué pasaría?

¿Y si no huyese? Y si en el hipotético caso de que se me ocurriese no huir y no huyese, ¿qué podría pasar?

¿Y si no escapase? Y si en el hipotético caso de que…

Miedo a… miedo a derribar mi fantasía de monstruos y fantasmas que quieren dolerme y descubrir que el único fantasma que existe y me duele es el mio.

Miedo a… miedo a descubrir que escapo y huyo de mi

Miedo a… miedo a entender que me temo como nunca he temido a nadie en la vida

Miedo a generar luz y encontrarme con mis sombras

Miedo a no saberme tan buena, tan lista, tan buena samaritana.

Miedo a que no me de miedo mi parte más transgresora

Miedo a tener miedo

Pero, ¿sabes qué? Os he visto, a muchas de vosotras, mis sombras, os he visto y no me dais tanto miedo.

Es cierto que me violenta reventar muros

Es cierto que aun pudiendo me niego a coger un martillo y reventarlo todo para echaros a a patadas pero sin que apenas os dieseis cuenta me he acercado y he abierto una ventana

Quería miraros y al miraros he descubierto que también vosotras deseabais ser miradas

Y al miraros os he reconocido y me he sorprendido al descubrir que también vosotras necesitabais ser reconocidas

Y al encontrarnos cara a cara y respirar profundo me he dado cuenta de nuestras necesidades y no me ha dado nada miedo

Y que me esperaba un monstruo, un engendro, un demonio horrendo y aterrador y sin embargo os he visto tan bonitas y tan hermosas

He llorado escuchando nuestra historia y he hecho añicos mi fortaleza al veros tan vulnerables

Os he abrazado, a muchas de vosotras, mis sombras, os he abrazado y he descubierto que me necesitáis a mi tanto como yo a vosotras.

Y ya no quiero que os vayáis, no quiero que os vayáis y me dejéis sin historia.

Quiero que os quedéis, que os quedéis sin que me doláis tanto.

 

https://liberandoelcorazon.bandcamp.com/releases

 

 

 

Relatos 21

Las personas más bellas con las que me he encontrado son aquellas que han conocido la derrota, conocido el sufrimiento, conocido la lucha, conocido la perdida, y han encontrado su forma de salir de las profundidades. Estas personas tienen una apreciación, una sensibilidad y una comprensión de la vida que los llena de compasión, humildad y una profunda inquietud amorosa. La gente bella no surge de la nada.
Elizabeth Kübler-Ross

Relatos 20

Espero que a las personas que yo amo nadie las ame como yo.

Ojalá las amen más y mejor, con más recursos y menos carencias, y más brazos y más conciertos y más «Te traigo agua?» por las noches.

Ojalá las amen muchos y muchas, y las lleven a teatros y parques y pedas y camas con brazos de Yo te cuido esta noche.

Porque yo las amo tanto, y quiero que otras y otros aprendan a amarlas también. Porque el amor suma, no resta. No, el amor nunca resta. La principal característica del amor es que se extiende, que busca propagarse, retroalimentarse, nunca quedarse estático.

El amor es terrible cuando se nos encharca en la herida, cuando no fluye, cuando no crece.

Pero qué maravilla cuando la madrugada nos encuentra medio cómplices, medio amantes, medio amigxs, y con gestos dulces nos besamos la mitad de las heridas que intuimos en la/el otrx.

Esa es mi visión, no la de mis catorce años donde la noche me descubría medio rota, medio enferma, medio llena.

Hay que dar, y dar mucho, que el amor cuando es amor, cuando está sano, cuando aún hambriento no padece, no se acaba, no se seca.

Y ojalá las y los amen con todo eso aparte de lo mío, de lo que nunca seré porque no busco ser, con palabras que en la vida se me ocurrirán, con chistes y carismas que serán el sello personal de cada quién, con otros ojos que las y les ayuden a ver hasta donde mis miras se quedan cortas, y que si yo construyo una ventana otrx plante un balcón y otrx una pista para aviones y otrx les junte plumas para que sus alas sean más bonitas y vuelen más alto.

Ojalá, simplemente, a las personas que yo amo, las amen.

 

 

Acqua Toffana

Relatos 19

» – Dime, hombre enigmático. ¿a quién amas tú mas? ¿A tu padre, a tu madre, a tu hermana, a tu hermano?

– Yo no tengo ni padre, ni madre, ni hermana, ni hermano.

– ¿A tus amigos?

– Os servís de una palabra cuyo sentido hasta hoy desconozco.

– ¿A tu patria?

– Ignoro bajo qué latitud está situada.

– ¿La belleza?

– De buena gana la amaría, diosa e inmortal.

– ¿El oro?

– Lo odio, como vosotros odiáis a dios.

– ¿Y qué es entonces lo que amas, extraordinario extranjero?

– Amo las nubes… las nubes que pasan… allá lejos… allá lejos… ¡las maravillosas nubes!»

 

 

Charles Baudelaire – L’Étranger

Relatos 18

Me dijeron:

O te subes al carro

o tendrás que empujarlo.

Ni me subí ni lo empujé.

Me senté en la cuneta

y alrededor de mí,

a su debido tiempo.

brotaron las amapolas.

 

Gloria Fuertes

Relatos 17

¿Y si me caigo?

Ay cariño, pero, ¿y si vuelas?

Relatos 16

Miraba al cielo y dejaba caer las estrellas: 1, 2, 14, 1 millón… Parecían caerle encima, dispuestas a quemarla. Una vez alargó el brazo para coger una, tan cerca la veía, pero el resplandor se apagó en su mano, se apagó en la Vía Lactea.

[…]

No caerán estrellas al alcance de tu mano.

 

 

Oso – Marian Engels

Relatos 15

[…] el caminar, como el silencio, es una forma de resistencia política. A la hora de salir de casa y moverte te ves de inmediato intervenido por criterios utilitaristas que te aclaran perfectamente a dónde tienes que ir, por qué camino y en qué medio. Caminar porque sí, eliminando de la práctica cualquier tipo de apreciación útil, con una intención decidida de contemplación, implica una resistencia contra ese utilitarismo y de paso también contra el racionalismo, que es su principal benefactor. La marcha te permite advertir lo hermosa que es la Catedral, lo juguetón que es el gato que se esconde ahí, los colores de la puesta de sol, sin más fin, porque ése es todo su fin: la contemplación del mundo. Frente a un utilitarismo que concibe el mundo como un medio para la producción, el caminante asimila el mundo contenido en las ciudades como un fin en sí mismo. Y esto, claro, es contrario a la lógica imperante. De ahí la vinculación con la locura.

David Le Breton

http://www.diariodesevilla.es/ocio/Guardar-silencio-caminar-resistencia-politica_0_1183081790.html

Relatos 14

Árboles muertos.
Humanidad muerta.
Salvadores muertos.
Cenizas que dibujan un cementerio gris bajo el crepitar de las llamas…
que asolan este paisaje.

Negras nubes axfisian Pedrógão Grande,
nido del horror acunado por la mano de los errores,
de la codicia de pinos y eucaliptos en venta,
que la Natura está en rebajas de verano.

Y llamarán ola de calor al cambio climático.
Y se inventarán todos los argumentos del universo
para quitarse la mochila de encima.
Y quieran los dioses
que las conspiraciones no aviven el fuego.
Que los muertos buscan paz,
y los vivos Justicia.

Pedrógão Grande,
impotencia, rabia, resignación…
Pedrógão Grande,
solidaridad de pueblos hermanos…
Pedrógão Grande,
paraíso donde la muerte sucede a la vida
como transcurren las estaciones,
biorritmos de la madre Tierra.

Del blog Con Viento Norte, de Juan Carlos Ruiz.

Relatos 13

Hay placer en los bosques sin senderos, hay éxtasis en una costa solitaria. La soledad está por donde nadie se inmiscuye, por el océano profundo y la música con su rugido: no amo menos al hombre pero si más a la naturaleza.

Lord Byron