Lo más dificl de reconciliarse con uno mismo
es asumir que uno está en guerra
es
dividir la trinchera que es el cuerpo
en vencedores y vencidas
y dejar que las perdedoras, adentro,
escriban la historia
que una, uno
borró de sí mismo.
Lo más dificil de reconciliarse con una misma
es mirar a los puños propios,
reconocer en ellos
la anatomía exacta
que encaja
con la herida.
Ver al enemigo, dentro,
no como a un otro
que expulsar,
sino como a uno mismo,
una parte de tanto
que somos acá dentro
y aprender que curarse a veces
no consiste, tan solo, en curar la herida.
A veces es, también, curar al puño.
La rabia del puño, el dolor del puño.
el arrepentimiento,
la culpa
e, incluso,
el rencor
del puño.
Lo más difícil de reconciliarse con uno mismo
es mirarse al espejo,
decir con total convencimiento
«fui yo»
y saber abrazarse
después
de confesar.
Cénix C. Callejo (Ad Libitum)