Le construimos una vivienda al miedo:
de cien paredes sólidas,
de criadas silenciosas,
de duelos encerados
y techos robustos.
Él fue, entonces y ahora,
el único animal doméstico.

Cobijar el miedo,
como si fuese un exiliado,
un herido de guerra.
sorprenderse después de que domine
todo.

Teresa Soto (Nudos, Arrebato Libros)