Me enseñaste el coraje de las estrellas antes de irte. Cómo la luz continúa interminablemente incluso después de la muerte. Con tu último aliento explicaste el infinito. Lo extraño y hermoso que es tan sólo existir.

No pude evitar pedirte que lo dijeras todo otra vez. Intenté escibirlo pero nunca pude encontrar un bolígrafo. Daría lo que fuera por escucharte decirlo una vez más, que el universo fue creado sólo para ser visto por mis ojos. (bis)

Faltándome el aliento explicaré el infinito. Cuán extraño y hermoso verdaderamente es que existamos.