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‘nota a uno mismo: cada vez que estabas convencido de que no podías seguir, lo hiciste’

Destiny s.

pinturas – lea melia

foto – brian oldman

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‘y aquí estamos, cada vez más seguros de escoger el camino más duro’

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sako-asko

Relatos 27

«Y en todos los crueles y difíciles momentos que yo me encontré, siempre desee ser un niño pequeño de nuevo. No porque todas las cosas fuesen más fáciles cuando eras niño; no porque no fueras responsable de nada, incluido tú mismo; ni siquiera porque la vida era mucho más simple: porque simplemente tenías todo el derecho a tener miedo, a gritar, a llorar de corazón siempre que te sentías así, sin tener a nadie culpándote de que no fueras fuerte.

Puedes quejarte en el momento en el que eches de menos o necesites a alguien. Puedes gritar cuando tengas miedo. Puedes llorar cuando te sientas solo. Tienes todo el derecho de llorar en tu primer día de colegio si te sientes solo y aterrado por este cambio repentino que tuvo lugar en tu vida.

¡Si eres un niño no tendrás que reírte falsamente cuando por dentro estés ardiendo solo para aparentar que eres fuerte y estás genial! Por aquel entonces tú tenías todos estos derechos, hasta que empezaron a decirte que tenías que ser un ‘adulto’: que podías estar muriéndote por dentro y aun así seguir forzando una sonrisa.

No me importaría perder el título de ‘adulto’ si es todo lo que tengo que perder para recuperar mi vida infantil y mis derechos infantiles otra vez. Solo deseo que ésto sea posible. Porque tener que actuar como un adulto a veces es muy doloroso»

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«And in all those cruel, difficult moments I encountered, I always wished I would be a little kid again. Not because everything was easier when you were a child; not because you weren’t responsible for anything including yourself; not even because life was much more simple, but simply because you had all the rights to scream, to shout, to cry your heart out whenever you felt like it without having anyone blaming you for not being strong:
You can wail the moment you feel that you miss or need anyone. You can scream when you’re afraid. You can cry when you’re left alone. You have all the rights to weep when it’s your first day at school and you’re alone and terrified from this sudden change that took place in your life.
If you’re a kid, you won’t have to fake a smile when your insides are burning just to seem strong and fine! Back then, you had all these rights — until they started telling you that you’re a ‘grown-up’ now and you shouldn’t be crying; that you should be strong and responsible; that you might be dying from inside but still you must manage to smile.
I just don’t mind losing that ‘grown-up’ title if that’s all I have to lose in order to regain my childhood life and my childhood rights again. I just wish it were possible. Because having to act as a grown up is very painful sometimes.»

 

anónimo publicado en berlin-artparasites

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

pintura de guillermo lorca garcia

Relatos 26

Siempre que me decido
a la muerte
y me preparo,
algo sucede.

Sucede, por ejemplo,
un vuelo transatlántico,

o una mujer alada
sucediendo oceánica
al timón de mis sábanas.

Sucede, por ejemplo,
que los flamencos migran.

Sucede que un incendio
necesita mi agua,
sucede que una lágrima
necesita mi fuego.

Sucede que despierto y anidan golondrinas
en el alfeizar roto
que hay bajo mi ventana.

Sucede que me mato
y una mujer desnuda
llega y me resucita,
que alguien canta bonito
al fondo de la sala,
que una huelga se gana,
que una presa se fuga.

Me sucedes y entonces
sucede, por ejemplo, que amanece temprano
que una flor se abre hueco
en el muro de mi casa
y que estuvo ahí siempre
pero ahora la veo.

Siempre que me decido a saltar,
cierro los ojos,
caigo sin hacer ruido
y me nacen las alas.

 

Cénix C. Callejo (Ad Libitum)

tadow

 

fjk & masego

relatos 25

Lo más dificl de reconciliarse con uno mismo

es asumir que uno está en guerra

es

dividir la trinchera que es el cuerpo

en vencedores y vencidas

y dejar que las perdedoras, adentro,

escriban la historia

que una, uno

borró de sí mismo.

Lo más dificil de reconciliarse con una misma

es mirar a los puños propios,

reconocer en ellos

la anatomía exacta

que encaja

con la herida.

Ver al enemigo, dentro,

no como a un otro

que expulsar,

sino como a uno mismo,

una parte de tanto

que somos acá dentro

y aprender que curarse a veces

no consiste, tan solo, en curar la herida.

A veces es, también, curar al puño.

La rabia del puño, el dolor del puño.

el arrepentimiento,

la culpa

e, incluso,

el rencor

del puño.

Lo más difícil de reconciliarse con uno mismo

es mirarse al espejo,

decir con total convencimiento

«fui yo»

y saber abrazarse

después

de confesar.

 

 

 

Cénix C. Callejo (Ad  Libitum)